Salvaje


Indomable, inalcanzable, libre. Como el viento cuando acaricia tu melena y la llena de enredos tan bellos, como la tierra cuando la pisas descalza en primavera, bajo las sombras de los árboles que rodean tu jardín. Como el mar, con olas tan inmensas capaces de hundir hasta los barcos más fuertes. Salvaje.
Como tu forma de ser, tan indestructible que eres invencible, y es que sólo una sonrisa tuya es capaz de parar el tiempo y a la vez, dotar al mundo de un nuevo sentido, una nueva perspectiva, un nuevo punto de vista. Y todo a tu antojo.
Grita, llora, ríe y baila, sin descanso, sin parar. Antes de que sea demasiado tarde, antes de que te arrepientas de no haberlo hecho en ese momento y en ese lugar y antes siquiera de que te des cuenta de que lo estás haciendo.
Porque eres salvaje, como el mismo cielo, como el mismo día y la misma noche. Nadie te puede, nada te consume ni tampoco te desarma. 
Tan impredecible que gusta, atrae, y crea adicción. Tan irremediable que resulta impensable la posibilidad de domar tu alma, tu fuerza o tu valor.
Eres tan salvaje como un claro lleno de flores, como los rayos de sol que iluminan tu rostro al atardecer y tan salvaje como la luz de la luna.
Belleza es lo que desprendes cuando de tu interior solo nace valentía y amor, cuando tu espíritu es tan salvaje, como la vida misma.




Fotografía de Pinterest










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